• Exploración del VIII par craneal o nervio estatoacústico en la infancia

    VIII Par Craneal o Nervio Acústico
    Este par se divide en dos nervios, el acústico y el vestibular, con funciones bien diferenciadas; el primero se encarga de la audición (imprescindible para adquirir el lenguaje) el segundo de la regulación del equilibrio.


    • Nervio Auditivo. El nervio coclear o auditivo nace en el ganglio espiral de Corti, neurona sensitiva primaria, cuyos axones terminan en dos núcleos –ventral y lateral- colocados en la cara antero-externa del pedúnculo cerebeloso inferior. Estos núcleos, neuronas sensitivas secundarias, especializados en la recepción y elaboración de la información sensorial auditiva, originan dos haces que ganan transversalmente el lado opuesto del bulbo. El haz ventral penetra en la protuberancia, haciendo sinapsis con diversas vías, y al llegar a la oliva protuberancial, algunas fibras toman una dirección ascendente. Las neuronas del núcleo coclear anterior emiten fibras al tubérculo cuadrigémino posterior, y las células de este al cuerpo geniculado interno, cuyas células proyectan sus axones sobre la corteza auditiva en la primera circunvolución temporal. (áreas 41, 42).


    En el niño pequeño la audición está presente desde el nacimiento. Al hablarle cambia el ritmo de succión, o se queda parado; cualquier estímulo sonoro produce parpadeo y si el estimulo es fuerte desencadena una sinergia de Moro. A los tres meses, responde a la voz de la madre parando la actividad (situación de espera) y a los cuatro meses gira la cabeza hacia la fuente de sonido.
    En el niño mayorcito se obtiene una idea aproximada de la audición hablándole bajo o cuchicheándole o colocando el reloj sobre el pabellón auditivo y separándolo hasta que deje de oírlo. En caso de dudas se coloca un diapasón de 512 c/s vibrando sobre la mastoides (Prueba de Rinne) o en el medio de la frente (Prueba de Weber); en la primera, cuando deja de percibir el sonido se coloca el diapason, aún vibrando, frente al oído y, en condiciones normales, debe percibirse; en el Weber, el sonido debe percibirse igual en ambos oídos. Si es necesario se recurre a realizar potenciales evocados auditivos o una audiometría a partir de los 3-5 años de edad.


    • Nervio vestibular. Su punto de partida es el ganglio de Scarpa, situado en el fondo del conducto auditivo interno, cuyas fibras transmiten las impresiones procedentes del utrículo, saculo y canales semicirculares hasta los núcleos vestibulares del suelo del 4º ventrículo (núcleos de Deiters y Bechterew) que establecen contacto con vías cerebelosas y vías reflejas subcorticales. Ningún haz llega a corteza cerebral.


    Se explora haciendo andar al niño con los ojos cerrados; adelante y hacia atrás observando si se desplaza hacia un lado, siempre el mismo; en la estación de pie, con ojos cerrados, si hay lesión vestibular se lateraliza el cuerpo, como se lateralizan los índices extendidos al colocar en extensión total los miembros superiores hacia delante.