• Introducción a la hemiparesia en la infancia

    La hemiparesia es un trastorno motor con déficit de fuerza en un hemicuerpo. El término hemiplejía indica parálisis de un hemicuerpo, mientras que el término hemiparesia denota una pérdida de fuerza, pero no una completa parálisis (1). Aquí se usarán ambos términos sin distinción.
    Al enfrentarse al diagnóstico de un niño con hemiplejía, la primera consideración que debe plantearse en la instauración del cuadro: hemiplejía aguda (la debilidad se desarrolla en pocas horas) y hemiplejía crónica progresiva en la que la debilidad evoluciona a lo largo de días, semanas o meses.
        La distinción entre la instauración aguda y la progresiva suele ser fácil aunque a veces no lo resulta tanto, ya que en la hemiplejía que evoluciona lentamente, el cuadro puede pasar inadvertido durante las primeras semanas, hasta que la discapacidad funcional alcanza un grado evidente. En este caso puede prestarse a confusión y considerarse la instauración más brusca de lo que realmente ha sido.
          En ocasiones, la presentación de la hemiplejía crónica en el periodo de lactante es como retraso en la adquisición de ítems motores (típicamente retraso del gateo o de la marcha) con establecimiento precoz de la lateralidad manual (no se establece en condiciones de normalidad hasta el segundo año de vida). Un lactante con lateralidad manual definida no es zurdo ni diestro, sino parético del lado no predominante.
    La hemiplejía aguda se define por la presentación abrupta del déficit focal y es un síndrome poco frecuente en la infancia, siendo la forma de presentación de muy distintas enfermedades lo que hace muy difícil el enfoque, tanto diagnóstico como terapéutico para el clínico, y cuyo pronóstico es muy difícil de evaluar en un primer momento.