• Evolución del sueño en el preescolar

    • El niño de un año de edad.

    A partir del año de edad los cambios madurativos son más lentos.
    Hacia el año y medio de edad, se retira la siesta matinal y  pasan a un ritmo “bimodal” con una siesta a medio día. Aparecen las ondas alfa lentas durante la vigilia relajada.
    El sueño total es de 14 – 15 horas y se consolida un largo período de sueño nocturno de 10 a 12 horas. La latencia de sueño es de entre 15-30 minutos. El estadio 2NR  aparece entre 3-5 minutos después de que el niño se duerma y el sueño de ondas lentas 11 minutos.
    El porcentaje de niños que duermen 5 horas seguidas durante la noche se va incrementando: 70 % a los 3 meses, 80 % a los 6 meses y 90 % a los 12 meses
    Durante la última parte del primer año el sueño REM ocupa aproximadamente 1/3 del tiempo de sueño total. Los movimientos corporales asociados al sueño activo son menos frecuentes.

    • De 2 a 5 años de edad:

    En contraste con los rápidos cambios que se producen durante el primer  año de la vida,  los cambios en este periodo son más graduales.
    El  sueño empieza a consolidarse en un largo periodo nocturno de aproximadamente 10 horas.
    Durante los 2-3 primeros años el sueño diurno continúa con siestas diurnas cortas  y entre los 3-5 años de edad  se consolida en un único periodo nocturno: 25 % de niños de dos años tienen dos siestas por día, el 66 % una única siesta y el 8 % tienen siestas de manera irregular. De dos a 5 años las cantidades de sueño permanecen estables (11 horas) con un 10 % de niños durmiendo más de 12 horas y un 10 % durmiendo menos de 9.5 horas
    Los niños de 4 años  no duermen siesta cada día y únicamente el 50 % la duerme una o dos veces a la semana. Los problemas con el inicio del sueño se incrementan mientras los problemas de mantenimiento de sueño sufren un declive de los 2 a los 3 años (Gaylor E et al;2005)

    A los 2-3 años de edad los niños todavía tienen unos ciclos de sueño de aproximadamente 60 minutos, con el primer periodo de sueño REM hacia la hora de inicio del sueño ( a diferencia de los adultos); es a partir de los 4-5 años de edad  cuando los ciclos se van alargando progresivamente  hasta los 90 minutos típicos del adulto. Hacia los dos años se adquiere un patrón EEG similar al del sueño característico del adulto
    La distribución del sueño REM / NREM también varia: El sueño REM desciende progresivamente desde el 30% del tiempo total de sueño  al nivel normal de adulto de 20-25% Estos cambios están  estrechamente relacionados con  el incremento de los periodos de vigilia diurna. La disminución del periodo REM  es continua hasta los 3 - 4-6 años en los que desaparece la siesta diurna.
    Típicamente los niños a esta edad suelen tener de 6 a 8 ciclos de sueño durante cada periodo de sueño nocturno. La transición entre los diferentes ciclos a esta edad  es regular y tranquila, mientras que  los adultos  se mueven bruscamente al paso de un ciclo a otro.
    En general se produce un declive del tiempo total de sueño de 20 minutos por año.
    A los 2 años de edad el 20 % de los niños se despiertan, cifra que se reduce al 14 % a los 3 años.
    A los 2 años de edad la latencia de sueño suele ser de 13 minutos y hacia los 5 años de 30. Pasan aproximadamente dos horas en estadio 3-4 con un voltaje de EEG alto durante este período. El primer estadio 2 aparece 3–4 minutos  después del inicio del sueño, el estadio 3 hacia los 11 minutos del inicio de sueño. (Williams R et al; 1975)
    Se producen aproximadamente 3.5 cambios de estadio por hora y se producen de una manera gradual, no brusca en contraste con lo que ocurre en el adulto. (Kohler WC et al; 1968).
    En niños de 3 a 5 años las niñas tienen mayor eficiencia de sueño, menos tiempo de vigila intrasueño y más porcentaje de estadio 3 que los niños. (Montgomery-Downs H; 2006)
    La presencia paterna durante el sueño pasa del 47% a los dos años al 24% a los 4 años. La latencia de sueño y el número de intervenciones paternas no disminuye en este período de tiempo. De la misma manera, el número de niños que se despiertan durante la noche de manea regular (5-7 noches por semana sin llegar a estar más de 20 minutos despiertos a lo largo e la noche) disminuye del 35% a los 2 años al 13% a los 4 años
    (Gaylor E et al b; 2005)

    En estos niños de 1 a 5 años el 27% de las madres informaron de despertares durante la noche; sólo un 8% en más de una noche (estudio durante 7 días). El tiempo de sueño determinado por actigrafía es relativamente estable entre los 24 y los 60 meses.  En los niños de 1 a 3 años de edad el 71% de las madres afirmaron no observar ningún despertar durante esas 7 noches. En los niños de 5 años el 82% de las madres informaron de la ausencia de despertares. Entre los niños de madres que informaron de despertares no se observó relación en cuanto al sexo o la edad, el tiempo medio de despertar nocturno fue de 12 +/- 10 minutos. Las medidas actigráficas se correlacionaron significativamente con los informes subjetivos maternos.
    El 85% de los niños mayores de 18 meses no hacían siesta en algunos días o ningún día. El sueño nocturno era más corto en los niños de 48 meses que hacían siesta (506 vs 552) y en los niños de 60 meses(502 vs 540)
    El status socioeconómico influye en los patrones de sueño a estas edades: los niños con un nivel socioeconómico más elevado se levantan más temprano, están menos tiempo en la cama durante la noche, tienen menos despertares nocturnos, mayor eficacia de sueño, sus periodos de sueño continuado son más largos y presentan una menor variabilidad noche a noche en los patrones de sueño.
    En preescolares (4-6 años)  la duración de sueño total está significativamente relacionada con la presión arterial sistólica incluso cuando se realiza análisis de regresión usando la edad, sexo, IMC. A mayor duración del sueño (611-660 min vs 510- 585 min), menor presión arterial sistólica( r = 0.265, p = 0.0039): la presión arterial sistólica no varía en función de la duración única del sueño nocturno y sí en función de la duración media del sueño (sueño nocturno + sueño diurno,  la siesta parece compensar el déficit homeóstatico de un sueño nocturno corto) de manera que un sueño corto puede propiciar la aparición de síntomas clínicos subclínicos al igual que ocurre en la población general. Esta relación no se ha observado con la presión arterial diastólica.
    La relación duración del sueño/presión sistólica es estadísticamente significativa aunque sea pequeña. En estos niños el IMC estaba relacionado tanto con la presión sistólica como con la diastólica.
    Se ha sugerido que la presión arterial sistólica se asocia con la duración habitual del sueño en los niños de esta edad. La implicación más importante radica en que el inicio de ciertos estilos de vida en la infancia que originan estilos de vida propios de los adultos durante la infancia (reducción del tiempo de sueño, retirada precoz de siestas en algunas escuelas infantiles, horas tardías de acostarlos por horarios paternos, madrugones por trabajo materno...) pueden potenciar la aparición de cierta morbilidad precozmente. A la luz de sus resultados los autores recomiendan informar a los padres que los niños de 5-6 años deben dormir al menos un total de 10 – 11 horas diarias. (Sampei M et al; 2006).
    La realización de siestas en los días escolares se relaciona con una mejor habilidad verbal (r= .16; p< .05) no influenciada por el status socioeconómico. (Buckhalt J; El-Sheikh M; Séller P;2007).

    BIBLIOGRAFÍA

    - Buckhalt J; El-Sheikh M; Séller P(2007). Children´s sleep and cognitive functioning: RACE and socioeconomic  status as moderators of effects. Child Development.; 78,1: 213-231.
    - Gaylor E, Burnham M.Goolin-Jones B, Anders T(2005). A longitudinal follow-up study of young children´s sleep patterns using a developmental classification system. Behavioral Sleep Medicine,3(1): 44-61.
    - Gaylor E, Burnham M.Goolin-Jones B, Anders T(2005). A longitudinal follow-up study of young children´s sleep patterns using a developmental classification system. Behavioral Sleep Medicine;3(1): 44-61
    - Kohler WC. Coddinton D (1968). Agnew HW. Sleep patterns in 2-year-old children. J. Pediatr 1; 72: 228.
    - Montgomery-Downs H, O´Brien L, Gulliver T, Gozal D (2006). Polysomnographic charactteristics in normla preschool and early scholñ-aged children. Pediatrics.;117,3: 741-753.
    - Sampei M; Dakeishi M; Wood D; Murata K (2006). Impact of total sleep duration on blood pressure in preschool children. Biomedical Research.;27,3: 111-115.
    - Williams R,Karacan I. Hursch CJ (1975).Electroencephalography (EEG) of Human Sleep: Clinical Applications. New York: John Wiley & Sons..